El género y la seguridad vial en Argentina

En Argentina, los varones tienen el 70% de las licencias de conducir y las mujeres el 30% restante. Veamos si esta proporción se mantiene en determinados indicadores:

1.    Los varones son el 85% de los fallecidos en siniestros viales, y las mujeres el 15%, cifra dentro de la cual, un importante porcentaje corresponde a acompañantes, es decir que no manejaban al momento del hecho.
2.    Según los datos de controles de alcoholemia de todo el país, de cada 100 conductores varones testeados, 5 arrojan resultado positivo: en las mujeres la tasa baja a 0.7% (menos de 1 cada 100 controladas).
3.    La falta de uso de cinturón de seguridad y el exceso de velocidad son infracciones típicamente cometidas por varones.

El tránsito vehicular es percibido por la mayoría de los conductores y conductoras como un espacio caótico y violento, vinculado a prácticas transgresoras, egoístas y faltas de respeto. Al mismo tiempo, mujeres y varones tienen percepciones distintas en torno a la violencia en el tránsito.
Correr riesgos de diferente índole es una manera de expresar y reproducir estereotipos en el caso del espacio vial, donde el varón está asociado a la conducción riesgosa. Es así entonces como la siniestralidad vial es una consecuencia, en gran parte, de hábitos y conductas que consideramos “naturales” y que no lo son. 

Otros estudios en nuestro país indican que los varones tienen una mayor tendencia, dados los estereotipos a los que responden, a comportarse fuera de la ley de tránsito, a superar los límites de velocidad, a no llevar abrochado el cinturón de seguridad, a parecer indiferentes al dolor y, por ende, a poner en riesgo su vida y la de los demás. 
Las mujeres tienen, por otra parte, una inclinación a evitar el riesgo, a manejar a menor velocidad y a usar correctamente los elementos de seguridad. No por una característica “natural” y biológica de cuidado o por miedo, sino porque respetan las normas de tránsito, no responden al mismo estereotipo que el varón y porque no se enfrentan a ellos de manera violenta. Al ser más respetuosas de las velocidades máximas permitidas son menos temerarias y cometen menos infracciones. Por ende, son menos propensas a poner en riesgo su propia vida y la de los demás.